Epistaxis en el paciente cirrótico: una complicación a considerar

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Se define como epistaxis (del griego, literalmente, “gotear”) la hemorragia o sangrado cuyo origen se sitúa en las fosas nasales o en los senos paranasales, exteriorizada a través de las narinas o hacia la boca por la nasofaringe. La profusa vascularización de las fosas nasales y su especial distribución en la fina mucosa nasal hace que esta patología sea muy frecuente en la población general, constituyendo en la gran mayoría de los casos episodios aislados y autolimitados de escasa trascendencia.

Epistaxis y hepatopatía

La mayoría de los episodios de epistaxis (90-95%) provienen del plexo de Kiesselbach, que es una zona situada en la parte anteroinferior del septum nasal, susceptible a la sequedad mucosa y a la manipulación digital.

La epistaxis es la urgencia otorrinolaringológica más frecuente, con más de 25,000 casos anuales en los Servicios de Urgencias en países como Reino Unido. No obstante, la evidencia científica al respecto de esta patología es escasa y la publicación de las primeras Guías de Práctica Clínica sobre esta condición es muy reciente.

Los pacientes con hepatopatía crónica son especialmente susceptibles a trastornos hemorrágicos y epistaxis.

En pacientes con cirrosis hepática y várices esofágicas este diagnóstico diferencial cobra, si cabe, mayor importancia ya que una epistaxis masiva puede ser confundida con un sangrado variceal y producir importantes retrasos en el tratamiento efectivo de la epistaxis (o tratamientos innecesarios sobre las várices que a su vez someten al paciente a riesgo de iatrogenia).

Epistaxis en pacientes cirróticos

Se realizó una serie retrospectiva de casos de pacientes con cirrosis que presentaron epistaxis significativa entre 2006 y 2016.

Se recogieron datos de 39 pacientes cirróticos con una edad media de 61.4 (±14) años, 75% varones. Las principales comorbilidades fueron hipertensión arterial (33%) y diabetes mellitus (26%); 7 (18%) pacientes tomaban antiagregantes y 3 (8%) anticoagulantes.

Un tercio de los pacientes tenían antecedentes de epistaxis y 6 presentaban alguna patología ORL previa. La principal etiología de la cirrosis fue el alcohol en 46% de los casos, siendo 15 (38%) pacientes Child A, 12 (31%) Child B y 12 (31%) Child C.

La mediana de MELD al ingreso fue 16 [12-21]; 35 (97%) pacientes presentaban hipertensión portal. Al ingreso, la mediana de plaquetas fue 89,000 [60,000-163,000] y la media de INR de 1.52 (±0.37).

Epistaxis como signo de encefalopatía

Clínicamente, en 8 (21%) pacientes la epistaxis se presentó simulando una hemorragia digestiva como hematemesis o melenas al ser la sangre deglutida.

En 10 (26%) pacientes la epistaxis fue considerada como el probable desencadenante de una encefalopatía hepática; 2 pacientes requirieron ingreso en UCI por el sangrado y 8 (21%) fallecieron durante el ingreso, por causas no directamente relacionadas con la epistaxis.

La epistaxis es una complicación que debe tenerse en cuenta en pacientes cirróticos, ya que puede actuar como un desencadenante de la encefalopatía o simular un episodio de hemorragia gastrointestinal.

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