Situación actual de la obesidad infantil en México

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La prevalencia de obesidad y comorbilidades asociadas son un serio problema de salud pública en México.

Prevalencia de obesidad infantil en México

Se presenta cuando hay un desequilibrio entre la ingesta energética y el gasto calórico que involucra factores genéticos y ambientales. Además, esta condición favorece el desarrollo de complicaciones metabólicas como hiperglicemia, hipertrigliceridemia, bajos niveles de lipoproteínas de alta densidad (HDL) e hipertensión.

Se ha estimado que, en México, 6%, 28% y 62% de los casos de cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares, respectivamente, son atribuibles a factores de riesgo dietético (baja ingesta de frutas, vegetales, leche y alimentos del mar e incremento de la ingesta de carne roja, carnes procesadas y bebidas edulcoradas).

El aumento en la obesidad infantil y la prevalencia de sobrepeso y obesidad se observa durante la educación primaria. Cuando los niños ingresan a primaria (6 años de edad), la prevalencia promedio de sobrepeso y obesidad es 24.3%. A los 12 años de edad, cuando están concluyendo la primaria, su prevalencia se incrementa a 32.5%, lo que refleja 12.2 puntos porcentuales de aumento.

En estudios de asociación del genoma completo se han descubierto aproximadamente 130 posibles loci relacionados con la obesidad.

Factores de riesgo de obesidad infantil

La obesidad está fuertemente ligada a circuitos neuronales que regulan la ingesta de alimentos y el gasto energético. Estas funciones fisiológicas están fuertemente interconectadas con el sistema nervioso simpático.

Principalmente por los receptores beta-adrenérgicos (ADRB) que participan en el balance de peso y varios polimorfismos en los genes ADRB han sido asociados con la obesidad.

Los hábitos adoptados en edades muy tempranas persisten durante la edad adulta. Varios estudios han mostrado que niños y adolescentes con alto consumo de frutas y vegetales tienen el doble de probabilidad de apegarse a recomendaciones saludables tras incrementar la ingesta de fibra y reducir los ácidos grasos saturados y la sal en la edad adulta.

Las cuestiones de seguridad y violencia pueden excluir actividades recreativas para niños en espacios públicos y a menudo los padres proporcionan entretenimiento sedentario para compensar la falta de estas actividades.

El consumo de determinados alimentos provoca cambios importantes en la composición de la microbiota que contribuyen al desarrollo de la obesidad y la resistencia a la insulina.

La microbiota intestinal regula en gran medida la inmunidad innata y adaptativa e influye en las respuestas locales y sistémicas; también influye en la inflamación crónica asociada a la obesidad y la resistencia a la insulina. Los receptores de reconocimiento celular de las células del sistema inmune innato, como los receptores toll-like (TLR), constituyen un punto de partida de la inmunidad.

Aunque se ha demostrado que en México existe una predisposición genética a la obesidad, las dietas hipercalóricas (ricas en grasas saturadas y azúcares simples, así como al incremento desmesurado de ingesta de refrescos) y la falta de actividad física, contribuyen al incremento de la obesidad.

Varios estudios han demostrado que niños y adolescentes que consumen frutas y vegetales en abundancia, asociados a las recomendaciones saludables, previenen el desarrollo de enfermedades metabólicas.

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