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La microbiota intestinal desempeña un papel clave en el control del peso corporal. La homeostasis energética del huésped se puede cambiar mediante probióticos que afectan directamente la microbiota intestinal, modulando su composición y, posiblemente, su funcionalidad. Un gran número de estudios en humanos han evaluado el impacto de los probióticos en la obesidad.
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de mortalidad en todo el mundo. En las mujeres, su incidencia aumenta en la sexta década de la vida, coincidiendo con signos de la posmenopausia como aumento significativo en la circunferencia de la cintura, colesterol total y triglicéridos en comparación con las mujeres premenopáusicas. La escala de Globorisk y la relación Tg/HDL-C identifican el riesgo cardiovascular en mujeres posmenopáusicas.
La apnea obstructiva del sueño se observa con más frecuencia en pacientes con insuficiencia cardíaca en comparación con la población general. A pesar de tratar efectivamente la apnea central del sueño, se asoció con aumento de la mortalidad cardiovascular, quizás la apnea central del sueño pueda ser una respuesta adaptativa beneficiosa en pacientes con insuficiencia cardiaca.
La sepsis no tiene un tratamiento farmacológico comprobado, aparte de los agentes antibióticos, líquidos y vasopresores apropiados. En este estudio, menos pacientes en el grupo de hidrocortisona que en el grupo de placebo recibieron una transfusión de sangre y tuvieron una duración más corta del episodio inicial de ventilación mecánica que los del grupo placebo.
La rinosinusitis afecta a pacientes pediátricos y a adultos, lo que implica visitas ambulatorias, pediátricas y a emergencias. El uso de criterios diagnósticos clínicos estrictos puede minimizar los antibióticos innecesarios. La amoxicilina con o sin clavulanato durante 5 a 10 días sigue siendo el antibiótico de primera línea, a pesar del aumento de la incidencia de sinusitis estafilocócica.
El estreñimiento crónico (EC) es una condición muy frecuente que afecta la calidad de vida de quien la padece. El género femenino, edad avanzada, bajo consumo de fibra y baja actividad física se consideran factores de riesgo para EC. Las recomendaciones de tratamiento por consenso se establecieron a partir de la evidencia sobre las funciones de la dieta y ejercicio, fibra, laxantes y nuevos fármacos.
Los pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP) tienen mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria y/o enfermedad cerebrovascular. El índice tobillo-brazo (ABI) constituye una herramienta eficaz para diagnosticar EAP; pero también un ABI < 0.9 es un predictor independiente y positivo de disfunción endotelial y se asocia con mayor riesgo cardiovascular y mortalidad.
La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurológico progresivo crónico que involucra la degeneración del sistema dopaminérgico. Sus manifestaciones clínicas incluyen síntomas motores y no motores. Recientemente se han desarrollado varias terapias no farmacológicas, como la musicoterapia, para mejorar las manifestaciones clínicas de EP.
La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es un grupo de afecciones inflamatorias crónicas con recaídas del aparato digestivo. Se sugiere una asociación bidireccional interesante entre EII y rosácea. Sin embargo, se necesitan más estudios controlados y prospectivos para dilucidar por completo esta posible relación.